Beethoven - Concierto para piano Nº 5 «Emperador» - Gelber - Leitner

>> sábado, 20 de febrero de 2010


Entrevista a Bruno Gelber
Publicada originalmente en Diario UNO de Mendoza

La suerte nos hace un guiño y cuando pisamos el teatro Independencia nos rodea un silencio sepulcral. «Pero, ¿no está ensayando Bruno Gelber con la orquesta?», nos preguntamos con el fotógrafo. Y entonces la respuesta llega del nuevo Steinway & Sons que tiene la Filarmónica de Mendoza: sí, ése no puede ser otro que Bruno Gelber.
El legendario pianista argentino, admirado en todo el mundo, tocará esta noche [12/09/08] a las 21.30 en nuestra sala mayor, con un repertorio dedicado íntegramente a Beethoven. Como en cada visita, su figura legendaria, su porte de emperador, sus modales y la fama que lo precede, generan mucha expectativa. A tal punto que a la hora de acercarnos a dialogar, tal como estaba acordado, debemos aguardar a que una variada comitiva (desde músicos a algunos visitantes ocasionales) le rinda pleitesía tomándole la mano o arrojándole elogios, a los que él responde con modestia y desenfado. Antes de las tomas fotográficas retoca con maquillaje su rostro («a mí en las fotos me gusta salir bien», le advierte al fotógrafo) y luego se dispone a dialogar con Escenario, sin levantarse de la banqueta, frente al teclado.

–El piano está teniendo buenos debuts. ¿Le ha tocado a menudo tocar en instrumentos tan nuevos?

–Tocamos siempre en pianos muy buenos en el mundo, pero es un lujo asiático tener un piano como éste en Mendoza. Tienen acá el mejor piano de Argentina.

–El programa está dedicado a Beethoven, con algunas obras que imagino, después de años de interpretarlas, ya las tiene grabadas en sus genes. ¿Qué siente al volver a interpretarlas?

–Bueno, por empezar, una enorme emoción y una enorme inspiración. Beethoven «me puede». Siempre me inspira mucho, y al público también. Estas obras creo que son una muy linda conjunción entre su alma rebelde y su inspiración «divina».

–Tendremos el lujo de que toque la sonata Waldstein (Sonata para piano Nº 21), por cuya interpretación ha recibido usted tantos elogios...
–Yo amo todas las sonatas de Beethoven, no hago distinciones. Lógicamente hay algunas más importantes que otras, pero los elogios son algo aparte. A mí me encantan los programas que hago. Lo que sí puedo decir que éste va a ser un combo muy particular, al ofrecer en un solo concierto, dos sonatas juntas.

–No es muy usual. Tampoco ha sido usual que usted se interese por el repertorio del siglo XX, ¿verdad?
–No, al revés. Me interesa el repertorio de mediados del siglo XX para atrás (risas).

–Usted ha actuado con las grandes orquestas del mundo: la Filarmónica de Berlín, la Sinfónica de Viena, las orquestas de Cleveland y Chicago...
–Sí: con todas (risas).

–¿Y qué sucede cuando toca junto a una orquesta más modesta?
–Bueno, yo no pido tener a la Filarmónica de Berlín aquí. Pero en el ensayo la Filarmónica de Mendoza ha tocado muy bien. Me conocen hace mucho. Yo creo que vamos a hacer un concierto muy digno.

La música, esa pasión
–Con tantos años de música, de enfrentarse al piano para volver a tocar será un nuevo desafío...
–(interrumpe) Pero yo no me «enfrento» al piano o a la orquesta. Hacemos el concierto junto a la orquesta. Es un momento muy lindo el que se comparte y en ese sentido los compositores han dado lo mejor de ellos con sus obras.

–Bueno, no hay que pensar ese «enfrentamiento» como una batalla, sino como el simple estar «frente a frente».
–Sí, y hay conciertos que son para piano con acompañamiento de orquesta, éste será para piano y orquesta (risas).

–Usted toca desde los cinco años. ¿Cómo se hace para mantener una relación tan prolongada con la música, sin que ese «fuego» se apague?
–Hay que sentir la música.

–Claro, pero una cosa es sentirla y otra sentirla como Bruno Gelber...

–Sí, pero eso tiene que ver con el talento. Por lo demás, yo no hago nada. ¿Vos acaso comandás tus sentimientos? De repente sentís y después no. Yo no hago nada, pero tengo ese don de canalizar lo que siento en lo que hago. He tocado este concierto (el Emperador) más de 300 veces, y sin embargo cada vez lo toco con amor y con placer. Los verdaderos amores te sacuden siempre.

–Y si estamos de acuerdo con que no se manejan esos sentimientos, ¿alguna vez sintió que lo abandonaba la pasión por la música?
–Eso me ha pasado más con los seres humanos que con la música (risas). Porque la música no desilusiona, las que lo hacen son las personas.

–Usted y Martha Argerich, las dos grandes figuras del piano que ha dado la Argentina junto a Daniel Barenboim, tuvieron como maestro a Vincenzo Scaramuzza. ¿Hacen falta maestros de esa talla para que vuelva a aparecer un intérprete como ustedes otra vez?
–En la época en que estudié con Martita había grandes profesores enla Argentina. Lo que pasa es que nosotros ganamos premios internacionales y de allí surgieron nuestras carreras. Pero el mismo Scaramuzza tuvo 40 grandes alumnos.

–¿Y qué haría falta para que aparezcan pianistas como ustedes?
–Bueno, Dios esparce el talento de manera muy poco democrática. La única manera de portarse como es debido es ejercitar ese talento.

–¿Qué busca usted en un pianista?
–Lo que me importa es la expresión. El «noterío» lo admiro y los jóvenes tienen gran tentación por la técnica, pero me gusta más cuando consiguen despertar la emoción.

–Parece que nos cuesta en esta charla expresar en palabras qué es lo que hace a un gran pianista. ¿Podemos intentarlo por última vez?
–Es un indescifrable misterio que conjuga al gran artista, músico y buen pianista, con el poder capaz reflejar a los grandes compositores y transmitirlos al público.

–¿Cuándo se dio cuenta de que era un buen pianista?
–Nunca se llega a serlo.

–¿Eso es sólo modestia?
–¡No, es cierto! Se va luchando todos los días, trabajando todos los días. Nosotros requerimos una parte atlética. ¡Yo estudio todos los días! Y me cuido: no fumo, no tomo, no me drogo, hago yoga.

–Su cuerpo estuvo en peligro hace unos años, cuando en un accidente automovilístico se lastimó una mano.
–(Muestra la cicatriz de su mano derecha) Hay restos todavía.

–¿Qué sintió?
–En el momento, horror. Pero pensé que si Dios me mandaba eso era para superarlo y luché denodadamente para recuperarme.

–Usted ha tenido grandes dolores en la vida. ¿Se ha sentido vencido?
–Sufrí la poliomelitis de niño. Sufrí la muerte de mi madre, que era el gran amor de mi existencia. Sufrí este golpe último... He tenido una vida azarosa, pero con el gran placer de ser ciudadano del mundo llevando esto para lo que he sido creado y transmitiendo emoción a todo el mundo. Ése el máximo placer que tengo.

Gelber, en pocas palabras
Bruno Leonardo Gelber nació en Buenos Aires en 1941. Toca desde los 5 años. Fue pupilo de Scaramuzza y dio su primer concierto a los 8.
Ha actuado bajo la batuta de leyendas como Lorin Maazel, Sergiù Celibidache, Antal Dorati, Riccardo Chailly, Kurt Masur, Mtislav Rostropovich, Bernard Haitink, Klaus Tenndsted y las mejores orquestas del mundo.
La crítica lo considera uno de los mayores pianistas del siglo XX. Ha recibido numerosos premios y grabado una infinidad de discos memorables.

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Una muestra del arte de Bruno Gelber puede apreciarse a continuación, con su versión del Concierto para piano Nº 5 «Emperador», de Ludwig van Beethoven, junto a la Philharmonia Orchestra dirigida por Ferdinand Leitner.

6 comentarios:

Anónimo 21 de febrero de 2010, 14:04  

Estimado: en la bajada del concierto 5 de Beethoven se le agregó una parte de la patética. Esto no es critica, bastante hacen las personas como Ud. para que los viejos como yo puedan oir versiones o inhallables o fuera de presupuesto (jubilado argentino)
Gracias por todo.
rio2manso@yahoo.com.ar

Elgatosierra 22 de febrero de 2010, 4:58  

Hola Fernando, soy Elgatosierra.
Creo que nunca es tarde si la dicha es buena, y en este caso la dicha es buenísima, porque la ocasión es felicitarte por haber conseguido llegar a los 100.000 visitantes en tu estupendo blog.
Ahora el objetivo es cambiar lo antes posible la primera cifra de ese marcador, o sea que sólo hay que seguir hacia adelante y en la misma linea, porque más temprano que tarde eso llegará por lógica.
Y que mejor forma de hacerlo que aprovechar la ocasión del Concierto Emperador del gran Beethoven. Gran versión la del maestro Gelber, y Leitner como me recuerda sus versiones con Kempff, ésta con mejor sonido.
Y creo que las sontas para piano del disco también merecen la pena.
Efectivamente amigo jubilado argentino, podríamos tomarnos el primer tiempo de la Patética como la propina que Gerber hubiera dado en Mendoza aquél glorioso 12 de septiembre del 2008, y por cierto que con brío y buen gusto. Amigo, se le saluda muy afectuosamente.
Así que lo dicho, ¡ENHORABUENA FERNANDO!
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos para todos.
Elgatosierra

Fernando G. Toledo 22 de febrero de 2010, 6:06  

Estimado Gato: ¡muchas gracias por las felicitaciones y los ánimos! Va por ustedes.

Amigo anónimo: por lo que recuerdo de cuando armé el enlace de descarga, puse el disco completo, no sólo el concierto para piano. En la portada se pueden ver las obras incluidas.

Anónimo 24 de febrero de 2010, 1:07  

Soy un burro

Anónimo 17 de abril de 2012, 7:11  

Hola buenos días, increíble la versión que has puesto, sin embargo en la carpeta de descarga sólo aparece un archivo y por tanto el tercer movimiento queda incompleto. Estaría infinitamente agradecido si lo pudieras volver a subir. Gracias!!

Clari 29 de noviembre de 2012, 9:36  

gran versión de beethoven. creo que una de mas mejores que escuche. hace años que me gusta y en todos los apartamentos en buenos aires que viví me lo ponía de fondo mientras cocinaba o hacía cosas y me subía mucho el ánimo

Mozart: Sinfonía Nº 25 - I Mov. - Böhm

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