Bruckner - Sinfonía Nº 2 - Reichert

>> viernes, 30 de abril de 2010



Una Segunda jamás editada en CD


>>JOHN BERKY
Traducción de Fernando G. Toledo


Este disco es una hermosa interpretación de la Sinfonía Nº 2 de Anton Bruckner a cargo de Hubert Reichert y la Westphalian Symphony Orchestra de Recklinghausen.
La grabación salió en un LP Turnabout (TV-34415S), en los años ’70.
Reichert grabó una Sexta de Bruckner con el mismo ensamble orquestal y esa grabación ha aparecido en numerosos CD económicos, pero este registro de la Sinfonía Nº2 jamás fue publicado en CD.

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Satie - Parade y otras obras para escena - Corp

>> martes, 27 de abril de 2010


El dadaísta desencantado

Junto a Beethoven y su sorda tragedia, a Wagner y su encendido romanticismo, junto al aura revolucionaria y sacralizada de Mozart, la figura de Erik Satie aparece como extraña, aunque no menos fulgurante. Este músico francés (1866-1925) fue siempre un bicho raro, incluso entre los suyos.
Autodidacta, propenso a adherir a curiosas cofradías –fue miembro de los Rosa Cruz–, desencantado pero pletórico de humor, Satie dejó un legado musical raro y perdurable. Sus piezas para piano, prodigios armónicos de honda belleza, condensan su genio por la gracia de conjugar belleza y osadía: pocas notas, acordes «inmóviles», jugueteos, alusiones, tristeza.
Su música orquestal, en cambio, es menos conocida. Pero en ella encontramos obras que ponen a Satie a la altura de Stravinsky o Debussy, este último admirador de Erik y uno de sus más encendidos defensores , junto a los artistas del llamado grupo de Los Seis.
El disco Parade-Relâche-Mercure-Gymnopédies-Gnossienes (conocido también como Theatre Music) reúne sus más gloriosas páginas para orquesta, y regala además valiosas orquestaciones salidas de la galera de un amante de Satie como es el director Ronald Corp. Parade es, sin dudas, el punto más alto de la creación de Satie, un artista que muchas veces fue calificado de dadaísta, en buena medida por esta pieza. Se trata de un ballet que escribió a partir de un guión de Jean Cocteau, con escenografía de Pablo Picasso. Si estos nombres no bastan para ratificar la genialidad de Satie a partir de quienes lo rodeaban, baste decir que el estreno estuvo a cargo del Ballet Ruso de Diaghilev, el 18 de mayo de 1917, en París.
Escuchar hoy esta obra, en la excelente interpretación de Corp y su New London Orchestra, permite no sólo rescatar una partitura lamentablemente poco frecuentada en las grabaciones y los conciertos, sino también entender qué provocó el escándalo en la audiencia que presenció el estreno: el ritmo circense de la música, la invocación de sonidos de máquinas de escribir, de disparos, de bocinas de barcos. Un verdadero «desfile» (para seguir el título del ballet) que hoy impresiona y antes espantó, pero que pone a la obra a la par de La consagración de la primavera, por lo revulsivo de su estética y la eternidad de su legado.
En el CD, junto a Parade aparecen los otros dos grandes ballets de Satie: Mercure (1924, y cuyo título completo es Las aventuras de Mercurio) y Relâche (1924), muy recordado porque musicalizó la película Entreacto, de René Clair, donde el compositor francés tiene una fulgurante aparición como pianista sobre un tejado. Son partituras menos osadas que Parade, pero en las que Satie también demuestra de manera transparente su potencial melódico. Vale recordar que el músico estudió contrapunto recién a finales de la primera década del siglo, luego de haber compuesto música sin una educación formal, sino aprendida de sus años como pianista de cabarets.
Por si a este maravilloso CD le faltara algo, el director Ronald Corp le agrega un par de maravillas más con las versiones orquestadas de las tres Gymnopédies y tres Gnossienes.
Son piezas para piano que constituyen lo más popular de Satie. De las tres primeras, Debussy tomó la 1 y la 3 y le aplicó unas inolvidables orquestaciones. Lo que hace Corp es agregar una instrumentación de su cosecha para la número dos y, además, hace lo propio con las bellísimas Gnossienes, melodías estas últimas que se cuentan entre los sonidos más bellos que dio la música a fines del siglo XIX. Siguiendo las pistas del autor de Preludio a la fiesta de un fauno, Corp acierta al colorear la partitura de Satie con sutiles toques de su orquesta de cámara, dándoles a las piezas un nuevo cariz.
A poco de su aparición, este disco fue considerado por la revista Fanfare como el disco esencial entre todos los que se grabaron con música de Satie [ver aquí el libreto completo de la reedición en la serie Helios]. Constituye, de seguro, una joya para cualquier discoteca, y un viaje sin regreso al maravilloso mundo de un músico sin igual.

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Brahms - Sinfonía Nº 1 - Abendroth

>> sábado, 24 de abril de 2010


El Brahms de Hermann Abendroth

En el marco de un interesantísimo intercambio de grabaciones de la Primera sinfonía de Johannes Brahms que venimos sosteniendo en petit comité un grupo de melómanos más o menos desquiciados, han surgido las evidentes oposiciones de estilos y formas de abordar esta obra. Quien escribe pensó que en algún momento debía parar esta locura por lo que sugerí una versión honorífica que pudiera cerrar con broche de platino esta experiencia.
En lo personal nunca había escuchado tantas primeras como lo he hecho ahora, y ya tenía algunas pendientes antes de empezar esta febril serie de entregas, viendo que hay muchas más de lo que alguna vez me hubiera imaginado. Hacía tiempo que buscaba alguna que me dijera algo diferente a lo que suelo encontrar en el promedio. Me pongo a ver y no hay muchas grabaciones que se puedan tildar de deleznables en esta obra, por el contrario, quitando a la muy particular idiosincrasia de Furtwängler ó de Toscanini, hay en el resto bastante homogeneidad en la forma de interpretar y se puede decir que está bastante bien servida en cuanto a grabaciones que la engalanan. Había estado por mucho tiempo esperando por una versión que marcara especial distinción y creo que por fin la he conseguido.
Hermann Abendroth (1883-1956) fue un director alemán activo en la primera mitad del siglo XX, y para sorpresa de muchos, una de las más grandes batutas de ese siglo. Desafortunadamente para muchos oídos aun es poco conocido, pues aparte de haber sufrido las consecuencias por haber pertenecido al partido nazi, luego fue execrado por haber decidido quedarse en la Alemania comunista y haber sido el primer director alemán en aceptar invitaciones a dirigir en la URSS. Después de la caida del nazismo, el nuevo villano, el nuevo Imperio del Mal era el comunismo soviético y esto le valió un veto automático al director por razones políticas, lo que le impidió poder grabar con los grandes sellos disqueros, mientras por el contrario Furtwängler, Knappertsbusch, Böhm Schuricht y Karajan, con igual pasado político no del todo impolutos, sí pudieron obrar mas o menos a sus anchas. Es por esto que Abendroth solo pudo grabar para sellos de segunda, que nunca serían competencia para gigantes como EMI ó London-Decca.
No todo fue malo, pues esta decisión del director permitió el renacimiento de grandes orquestas como la Gewandhaus de Leipzig, ó la RSO Berlin las cuales vivieron una de las eras más brillantes de toda su historia. Luego de la caída del nazismo se crearon orquestas nuevas, entre ellas la famosa Sinfónica de la Radio de Leipzig, que fue estrenada por Hermann Abendroth, su primer titular.
La especialidad de Abendroth era el repertorio romántico alemán, Beethoven, Brahms, Bruckner, Schumann, de los cuales dejó formidables grabaciones, usualmente de conciertos en vivo. De Brahms, con quien el director tuvo siempre una muy particular y extraordinaria afinidad, es de lo que más hay disponible en discografía de Abendroth. Se puede apreciar a través de la misma en sus diferentes eras, circunstancias y orquestas, la uniformidad y la misma visión básica que siempre mantuvo a través de lecturas de intensa pasión, pulcra sonoridad, ataques incisivos y extremidad en los tiempos, que compartiendo similitudes con Furtwängler, sin embargo sus derroteros finales eran harto diferentes. Hacia el final de su carrera artística Abendroth dispuso de un ciclo completo que incluye sus conciertos y las cuatro sinfonías, de entre las cuales destaca una mercurial, erudita y heterodoxa interpretación de la Primera, grabación que nos enorgullece compartirles.
Probablemente no sea del gusto o aprobación de todos, pero lo que escuchareis a continuacion es una forma de interpretar a Brahms que ya ha muerto y que probablemente no volverá. Desde la primera explosión volcánica y ominosa que abre el primer movimiento nos damos cuenta de que se nos viene encima algo fuera de serie, y esta tensión se mantiene durante toda la ejecución, con un movimiento final controversial pero para nada rutinario y en todo momento excitante. Como detalle adicional, se trata de grabaciones que cuentan con un magnífico e incluso increíble sonido, tomando en cuenta que son monoaurales de entre los años 1953-56 (ninguna de las Primera con Furtwängler suena así). Todo un tesoro a tener en sus colecciones y del que se recomienda no escuchar luego por mucho tiempo otras versiones «para no descontaminarse».

La Primera de Brahms, entonces, con Abendroth al mando de la Rundfunk-Sinfonieorchester Leipzig.

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Antón - Senderos - Ostinato

>> miércoles, 21 de abril de 2010


Por los senderos del CD


Publicada en Diario UNO el 12 de octubre de 1997

Un año antes, Susana Antón aseguraba (por si hiciera falta) que «grabar un CD con obras propias es toda una aventura». La «aventura» quería definir la situación en la que se encuentran los compositores argentinos de música «académica» (un término polémico pero el único disponible por ahora). Grabar sus obras, contratar músicos capaces de interpretarlas, conseguir un público que se anime a oírlas. Pedazos de la aventura que, en el caso de la mendocina Susana Antón, ha sido llevada a cabo. Y el resultado, al fin del itinerario, tiene un nombre y una forma (redonda): Senderos, el disco compacto.

Génesis
El deseo y las primeras conversaciones para grabar Senderos «nacen en el ’90», según la remembranza de Antón. Pero recién, luego de cinco años, el ansia toma forma cuando el grupo mendocino Ostinato (un grupo de pianistas liderado por Dora De Marinis que se dedica al repertorio argentino) recibe el premio ACE por la grabación de un CD con piezas de Alberto Ginastera. La profesora Susana Antón (docente de Armonía en la Escuela de Música UNCuyo) se siente en la obligación de transmitir sus felicitaciones y, en esa charla, el grupo le expresa: «nosotros podemos llevar al disco las obras tuyas que lleven piano». Así, para hacer corto el trecho que va del dicho al hecho, Antón y los pianistas de Ostinato se abocan al trabajo. La mayoría conocía bastante las obras, así que fue cuestión de duro trabajo y de arreglo de tiempos. Los pianistas se unieron a otros músicos y el disco, al fin, puede ponerse en la compactera.

Partituras en Cuyo
El trabajo de composición en Mendoza, puede imaginarse, es una tarea rara, imprecisa, sujeta siempre a la incertidumbre. Antón lo reconoce: «yo intenté muchas becas para irme. Pero es tan burocrático todo que el tiempo no me da para eso. Así es que decidí que lo mejor era quedarme, estudiar, escribir. Tuve una buena base de educación, y con eso he hecho todo». La profesora comenzó así, primero, a escribir como parte de sus estudios. «Comencé a trabajar con orquestas, con la posibilidad de escuchar mis obras para componer. Así fui haciéndome compositora. Yo no soy rápida para escribir. Pienso mucho todo, "mastico" la idea hasta llegar al resultado final». En pocas palabras, Antón ha resumido los ejercicios de supervivencia del compositor mendocino. Sangre, sudor y lágrimas.

Las piezas, el disco
Didar (para piano solo, por Dora De Marinis), Momentos (para clarinete y piano, por Carlos Céspedes y Gabriel Löfvall), Sonatina (para fagot y piano, por Andrea Merenzon y Elena Dabul), Preludios (para piano, por Julio Ogas) y Canciones (para canto y piano, por Gloria López y Marcela González) son las obras registradas en este Senderos grabado por el sello Cosentino.
Obras con influencias que van de Debussy a Boulez, pasando por Schönberg y que muestran cuán serio puede ser el trabajo compositivo en Mendoza. Sangre sudor y lágrimas. Y la música, por encima.

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Shostakovich - Sinfonía Nº 11 - Haitink

>> domingo, 18 de abril de 2010



Las sinfonías de Shostakovich de principio a fin. La integral de Bernard Haitink. Undécima sinfonía

A mi hermano Ignacio, por todo

La Sinfonía Nº 11 en Sol menor Op. 103, subtitulada «El año 1905» fue estrenada en Moscú el 30 de octubre de 1957 por la Orquesta Sinfónica de la URSS bajo la dirección de Natan Rakhlin.
Desde el estreno de su décima sinfonía en 1953 el trabajo compositivo de Dmitri Shostakovich fue muy escaso, reduciéndose a la banda sonora de unas pocas películas, un cuarteto de cuerda (el número 6), la Obertura Festiva Op. 96 y el segundo concierto para piano, compuesto para el examen de fin de carrera de su hijo Maxim. A principios de 1957, en una carta al joven músico Edison Denisov, el compositor declara: «Me preocupa mucho la gran cantidad de tiempo que llevo sin componer. En rigor, podría decirse que desde la Décima sinfonía, casi nada. Tengo el propósito de comenzar a escribir la Undécima sinfonía». El motivo en apariencia era celebrar los 40 años de la revolución rusa, pero, una vez más el lenguaje elíptico de Shostakovich se impone. Proyecta una obra que loa la revolución, pero no la bolchevique de 1917 sino la revuelta popular de 1905, la que fue aplastada cruelmente por los cosacos del zar. Con un estilo hiperrealista compone una metáfora que asimila el relato de los sucesos del domingo sangriento, donde la policía zarista dispara indiscriminadamente contra el pueblo ruso, con la aplastante entrada de los tanques soviéticos en Hungría.
La revolución húngara de 1956 (1956-os forradalom) se desarrolló del 23 de octubre al 10 de noviembre de dicho año. Fue un levantamiento nacional espontáneo contra el gobierno de la República Popular de Hungría y su política de continuidad estalinista. Una simple marcha estudiantil desembocó en un estallido popular que pretendía liberar Hungría del yugo impuesto por la URSS, solicitando la retirada de las cinco divisiones acorazadas que el Ejército Rojo mantenía acantonadas en suelo magiar. Las revueltas producen la defección de los mandatarios pro-soviéticos y la ascensión al poder del reformista Imre Nagy, el cual disolvió la policía política húngara (ÁVH) y proclamó su intención de retirar a Hungría del Pacto de Varsovia y convocar elecciones libres. A principios de noviembre, un gran contingente de tropas y tanques del Pacto de Varsovia marchan sobre Budapest. Los tanques entran en la ciudad disparando a las casas donde encuentran resistencia. La denominada «Operación Torbellino» acaba con toda resistencia en cuestión de días. Más de 2.500 húngaros pierden la vida en el desarrollo de las operaciones represivas, pero son muchos más los muertos a contar tras la brutal acción del ejército soviético. Miles de húngaros son procesados y miles condenados, algunos a la pena capital, como es caso del primer ministro Nagy, ejecutado junto a varios de sus colaboradores. Se calcula que más de 200.000 personas huyeron de Hungría. Desde el lado ruso el conflicto fue presentado como una intervención necesaria para restablecer el orden en un país que había perdido toda forma de control. Sin embargo, a muchos no les pasó por alto la desmedida represión ejercida por el Kremlin sobre el pueblo húngaro.
Aunque había realizado la orquestación en 1939 y 1940, Shostakovich, a causa de la guerra, no pudo poner en escena la versión por él orquestada de Boris Godunov hasta 1959. Una vez normalizada la vida tras el conflicto bélico y superado ya el acoso del régimen tras la muerte de Stalín, el compositor hace suyas las palabras de Mussorgsky: «Retratar el alma humana en toda su profundidad, ése es el más alto sentido del termino realista». Es decir, vinculándose al realismo de Mussorgsky despreciaba las consignas oficiales para producir obras dentro del realismo socialista. Por otro lado los sucesos relatados en la sinfonía eran muy bien conocidos por el compositor, y sucedieron el año anterior a su nacimiento. Creció, pues, en un entorno con la memoria fresca de la masacre y conoció los detalles que le permitieron llevar al pentagrama las imágenes de la revuelta y su represión con la precisión de una cámara cinematográfica. Magnífico compositor de bandas sonoras para el cine y música incidental para el teatro, no es de extrañar que Shostakovich eligiera usar el leguaje «mussorgskiano» para presentar un minucioso relato de los hechos ocurridos en San Petersburgo el 22 de enero de 1905 (9 de enero según el calendario juliano vigente en Rusia en ese momento), exhibiendo, mediante una presentación explícita de los hechos, una denuncia contra la barbarie del poder zarista, pero extensible a cualquier otra opresión. No obstante, su viuda, Irina Supinskaya declaró que el compositor afirmaba haber escrito la partitura con Hungría en la mente.
Llena de referencias a cantos revolucionarios fácilmente identificables por el pueblo ruso y escrita en cuatro movimientos para ser tocados sin pausa en un totum continuum de aproximadamente una hora de duración, la sinfonía presenta una espléndida instrumentación, unida a la maestría de Shostakovich para mezclar con naturalidad en unos mismos hilos melódicos las piezas revolucionarias junto a motivos propios y, de la misma forma, transitar desde pasajes narrativos explícitos a otros puramente abstractos. El primer movimiento (Adagio), «La plaza del Palacio», presenta el escenario del «Domingo Sangriento». Musicaliza el pálido sol de invierno reflejarse sobre la gélida nieve de la plaza en la mañana del domingo 9 de enero de 1905. Una estremecedora atmósfera en la que empiezan a sonar los ruidos de la ciudad, lejanos toques militares de la guardia del palacio, notas emitidas por las cuerdas en líneas de larga extensión, siniestros redobles de timbal, dotando a la imagen de un halo premonitorio, el de la calma que precede a la tempestad. El segundo movimiento (Allegro), «El 9 de enero», está dividido en dos claras secciones. La transmisión desde el primer movimiento describe la formación del gentío que de modo algo perturbado se va creando tras el Padre Gapon y ya se dirige al Palacio de Invierno para solicitar al padrecito Nicolás que tome medidas contra la corrupción y para aliviar la miseria del pueblo. Al son de cantos religiosos y patrióticos, la multitud desemboca en la plaza del Palacio con la intención de hacer llegar pacíficamente sus quejas al monarca. Las líneas melódicas que al principio del movimiento se nos presentaban dubitativas y desordenadas, ahora trasmiten resolución y fijeza en el ritmo. El Zar no se encuentra en palacio, los responsables, temerosos, ordenan la carga indiscriminada contra la muchedumbre. La segunda parte alcanza una tensión casi insoportable, las cuerdas lanzan frenéticos ritmos, que apoyados por una punzante percusión, constantes redobles de tambor y ráfagas de los metales a modo de consignas de trompetería nos relatan de forma impactante la violencia ciega de la carga policial, la cual, en pocos minutos, causa más de mil muertos y muchísimos heridos. De la misma forma, abruptamente, termina la carga y con un recuerdo al tema principal del primer movimiento, la coda final nos describe el terror helado de la plaza en paz y bañada en sangre.
En forma de Adagio se desarrolla el tercer movimiento, «In memoriam», marcha fúnebre en honor a los caídos en la represión. Las violas van desgranando el réquiem sobre la base de los violonchelos y contrabajos en pizzicato, marcado por un ritmo constante de lamento, el canto revolucionario Vy zhertvoyu pali (Caísteis, víctimas), el mismo que entonaron Lenin y sus camaradas en el exilio al conocer las noticias del «Domingo Sangriento» en 1905, es la base musical del movimiento. El cuarto movimiento (Allegro non troppo) «Nabat» (en inglés «Tocsin», o «campana de alarma») comienza con fuertes y repetitivos acordes de marcha que culminan en un violento clímax. La reacción del pueblo oprimido comienza con inusitado vigor, los asesinos serán castigados, llega la lucha final. Sobre dos temas revolucionarios, «Rabiad, tiranos» y «La Varsoviana» (Varshavyanka), se lanzan armonías lineales llenas de energía y la orquesta, como en anteriores obras, cambia la entonación a Sol mayor, alcanzando volúmenes ensordecedores; la rabia y la esperanza del pueblo se han puesto en marcha. Pero hay un momento de recuerdo para los héroes abatidos, un melancólico solo de corno inglés y reminiscencias de los dos primeros movimientos desembocan en una marcha que se apoya en sombríos golpes de tambor y tañidos de campana, pero no son sonidos de victoria sino un lamento por las vidas sacrificadas; un toque de rebato llamando a la revolución.
Diversos factores intervinieron para que Shostakovich fuera posponiendo en su día la composición de la sinfonía, que inicialmente estaba prevista para 1955, a fin de conmemorar el 50 aniversario del «Domingo Sangriento». Estos hechos fueron la muerte de la madre del compositor, la llegada de muchos amigos recién excarcelados del Gulag y sobre todo su turbulento segundo matrimonio con Margarita Kainova. Los sucesos de finales de 1956 en Hungría pueden haber sido el elemento catalizador que impulsara a Shostakovich a la composición de la obra. En occidente algunos críticos vieron la nueva sinfonía más como un poema programático de poca altura espiritual, es decir un panfleto triunfalista de gran formato. Sin embargo hubo quien captó la repulsa hacia la desmedida acción soviética en Hungría, ya que la obra recibió premios en varias ciudades del oeste de Europa, junto al premio Lenin de 1958.
Es, sin duda alguna, y así lo confirma el propio autor en sus memorias, su sinfonía más mussorgskiana, la más programática de todas. Para Shostakovich, Mussorgsky representa dos cosas que el autor quería reflejar en la partitura: el pueblo y la recurrencia. El pueblo que sufre la represión y para honrarlo compone una obra llena de referencias a canciones populares de la revolución, desde «¡Atento!» («Slushay!») y «El condenado» del primer movimiento hasta la Varsoviana del cuarto, nueve canciones son aludidas, además de citarse a sí mismo en el Op. 88 (Diez poemas de poetas revolucionarios). Todo un homenaje al sufrido pueblo soviético. Y la recurrencia, afianzar los pilares de la memoria, que el pueblo no vuelva, una vez más, a tener que protestar por el maltrato y la indiferencia de los diversos autócratas que se instalan en el poder dando la espalda al verdadero soberano: el pueblo.
«Aunque, por motivos obvios, la he titulado “El año 1905” la sinfonía trata de temas contemporáneos. Trata de las personas que dejan de tener fe cuando el vaso de la maldad se desborda». Qué duda cabe que la URSS de Kruschev no era ya la URSS de Stalin , pero no dejaba de ser un país donde las declaraciones tenían que ser indirectas y las afirmaciones, simbólicas. Bernard Haitink dirige la Royal Concertgebow Orchestra para ofrecernos una ceñida versión de la Undécima sinfonía «El año 1905» de Dmitri Shostakovich.

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Debussy - El mar, Nocturnos, Juegos, Rapsodia para clarinete y orquesta - Boulez

>> jueves, 15 de abril de 2010


Homenaje a Pierre Boulez en su 85º aniversario

>>JOSEPH PASCUAL
Este compositor y director de orquesta francés es una de las grandes personalidades de la vida musical del siglo XX, que sigue manteniendo una actividad que desafía el paso de los años. Nació el 26 de marzo de 1925, en la localidad francesa de Montbrisson, donde empezó su formación musical.
Cursó estudios universitarios de matemáticas en Lyon y fue entonces cuando decidió dedicarse plenamente a la música. Marchó a París y fue discípulo de músicos tan relevantes como René Leibowitz, pero ninguno lo marcó tanto como Olivier Messiaen. Pronto destacó como uno de los más sobresalientes nombres de la vanguardia musical de la posguerra y del posweberianismo.
Como director de orquesta se inició con pequeños grupos de cámara especializados en la música contemporánea, pero pronto comenzaron sus experiencias con grandes orquestas, al principio con obras actuales, y poco a poco, con composiciones del gran repertorio, llegando en ocasiones a generar vivas polémicas, como ocurrió en el Festival de Bayreuth de 1966 en el que dirigió Parsifal de Wagner, o, en la década siguiente, sus sorprendentes versiones haendelianas al frente de la Filarmónica de Nueva York.
Ha sido titular de conjuntos orquestales tan importantes como la Sinfónica de la BBC y la Filarmónica de Nueva York. Su discografía, amplísima, da cuenta de un músico de variados intereses y acentuada personalidad.

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Adalid de la música contemporánea, pero también de compositores como Mahler, Ravel, Stravinsky, Bartók y Schönberg, Boulez considera a Claude Debussy uno de los compositores más innovadores de la historia musical. Por ello, compartimos este disco premiado en 1995 con el Choc del'Anée y el Grammy del mismo año.
Interpretan la Cleveland Orchestra and Chorus y el solista en clarinete es Franklin Cohen.

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Mozart - Conciertos para viento - Müllejans

>> lunes, 12 de abril de 2010


>>JUAN DAVID BARRERA CANO
Especial para Oído Fino

La Freiburger Barockorchester es una orquesta que se ha dado a conocer por sus magistales interpretaciones de los grandes compositores barrocos y ha sorprendido al mundo llevando el espíritu de este sonido a otros períodos de la música, desde el Estilo Galante hasta la música contemporánea.
En esta ocasión presentamos una de sus grabaciones dedicadas a Wolfgang Amadeus Mozart. Versiones de la FBO de dos conciertos para corno y los conciertos para oboe y fagot del gran maestro austríaco.
La propuesta de la FBO se inscribe dentro de la cada vez más extendida revolución en la interpretación del clasicismo que ha llegado de las manos de las orquestas de instrumentos originales, y particularmente de las orquestas barrocas. Con directores como Herreweghe y Gardiner, y conjuntos como la Akademie für Alte Musik, Les Dissonances y, por supuesto, la misma FBO.
Estas interpretaciones sin duda tocan las hebras sensibles de la ortodoxia mozartiana, y para mí fue desconcertante (y confieso que hiriente) la primera vez que escuché tal sonido en Mozart durante un concierto de la Akademie interpretando algunas de sus sinfonías. Debo decir hoy que cada día me adhiero más a esta lectura.

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Interpreta la Freiburger Barrockorchester, dirigida por Petra Müllejans.

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Piazzolla - Five Tango Sensations - Piazzolla & Kronos Quartet

>> viernes, 9 de abril de 2010


Una extraña combinación

>>KEN HUNT
Traducción de Fernando G. Toledo

Astor Piazzolla introdujo en el tango influencias tan diversas como el jazz, la música clásica contemporánea y la ópera italiana, que decantó en el nuevo tango. Y mientras el helado tango de cámara dormía, su música cantó una nueva, radical y urgente canción. (…)
Five Tango Sensations es la segunda pieza del compositor para Kronos Quartet. La primera, Four, for Tango, sobrevino luego de que Piazzolla viera una actuación del grupo en la ciudad de Nueva York; de hecho ellos iban a grabarla en su álbum de Nonesuch de 1988 Winter Was Hard. El bandoneón que toca Piazzolla, tal como él mismo ha subrayado, nació en una iglesia en Alemania y se mudó a los prostíbulos de Argentina. Y el tango comenzó en las casas de putas argentinas y se mudó a las salas de concierto de todo el mundo. Esa inversión envuelve una ironía tan filosa como una navaja.


y

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Mahler - Sinfonía Nº 5 - Prêtre

>> martes, 6 de abril de 2010


Una Quinta vibrante


Buena parte de los escritores de este blog y de un foro privado son fervientes admiradores del director francés Georges Prêtre, al tiempo que a todos nos une el amor por Gustav Mahler.
Así que para aunar ambas pasiones, Ernesto Nosthas nos pasa esta magnífica versión en vivo (concierto del 19 de mayo de 1991) de la Sinfonía Nº 5 del autor bohemio a cargo de la Wiener Symphoniker, bajo la batuta del conductor que este primero de enero estuvo en el Concierto de año nuevo de la Wiener Philharmoniker.
La toma en vivo, sin trampa ni cartón, nos permite apreciar una vibrante lectura del maestro francés, que toma esta obra para traducirla en una versión sin concesiones: es potente en los fragmentos más estridentes, es dulcísima en los momentos más calmos, virtuosa en donde se pide técnica depurada.
Es una lectura a la vez objetiva y a la vez personal, tal como un gran director como Prêtre junto a una orquesta de magnífico nivel como la Sinfónica vienesa pueden ofrecer.
Aunque esta obra tiene grandes grabaciones, los amantes del conductor galo, los de Mahler y los de la Quinta, de seguro no van a sentirse defraudados. Sí, acaso, se pregunten: «¿es ya muy tarde para que Prêtre grabe todas las sinfonías de Mahler?».


Gracias, Ernesto

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Duruflé - Obras sacras corales y para órgano (Vol. 1) - Piquemal

>> sábado, 3 de abril de 2010



Barato, con estilo

>>Publicado en revista
Audioclásica Nº 8

Del espectro de discos con la versión «de cámara» del Requiem, éste de Naxos es el que se lleva la palma, seguido de cerca por interpretaciones notables como la de Best (Hyperion) y Cleobury (EMI).
Ciertamente no es la más pulida desde el punto de vista técnico: el sonido, como casi siempre que se trata de una grabación de iglesia, es tambaleante e indisciplinado, y la actuación del coro también es bastante díscola. Pero la fuerza de la interpretación en conjunto es su percepción natural del idioma de Maurice Duruflé, su compromiso fácil con los refinamientos particulares y sofisticaciones tonales de estilo coral e instrumental galo (el disco es empresa francesa y los participantes también, al menos en parte).
El director Michel Piquemal tiene mucho mérito por el estilo interpretativo. Sin parecer demasiado intervencionista en ningún momento, intenta conseguir un placentero optimismo y fluidez, cosa nada fácil con una música cuyo pulso es básicamente bajo, y muestra buen ojo clínico para percibir el momento en que la temperatura dramática necesita subir un par de grados. De todos los discos que utilizan la versión de cámara, éste es el que sufre menos pérdidas en comparación con la versión orquestal completa.
Didier Henry es un excelente solista, y Béatrice Uria-Monzon se muestra completamente entregada, aunque un poco ordinaria en el clímax del Pie Jesu. Dicho esto, el disco ofrece el auténtico sabor del mundo de Duruflé, y es una magnífica versión a muy buen precio.

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Mozart: Sinfonía Nº 25 - I Mov. - Böhm

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