Perceval y Castro - Conciertos argentinos para piano y orquesta - De Marinis - Dabul - Amadio
>> viernes, 21 de enero de 2011
Conciertos argentinos para piano
Julio Perceval y Juan José Castro son, sin dudas, dos de los más importantes compositores argentinos. El primero nació en Bruselas (Bélgica) en 1903, pero a los 23 años emigró a Argentina, país al que se integró completamente y donde desarrolló su carrera como director y compositor hasta su muerte, en 1963. Castro, en tanto, nacido en 1895, fue uno de las batutas más influyentes del país en su vida activa, y como compositor legó un conjunto notable de sinfonías, óperas y obras para piano.
Murió en 1968.
Este disco reúne dos composiciones para piano orquesta que se cuentan entre las más destacadas de ambos autores. De Perceval, el Poema criollo, con Dora de Marinis como solista. De Castro, el Concierto para piano y orquesta, con Elena Dabul como concertista. La orquesta para las dos obras es la Sinfónica de la Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza), dirigida por su titular en 2003, la brasileña Ligia Amadio.
A continuación, dos textos a cargo de las solistas, en los que se presentan ambas obras.
Un poema concertante
Perceval se inició muy joven en la composición. En el conjunto de sus obras se manifiesta una evolución que parte del postromanticismo, se afirma durante cierto tiempo en un neoclasicismo, para luego incorporar modalidades y rasgos típicos de la música folklórica argentina.
Dentro del grupo de obras nacionalistas se destaca el Poema criollo, su único trabajo para instrumento solista y orquesta, compuesto en 1945 y estrenado en versión orquestal en 1948, bajo la dirección del mismo Perceval, actuando como solista Francisco Amicarelli. Anteriormente se había escuchado en primera audición, en una versión para tres pianos, que contó con el concurso del mismo Amicarelli, el compositor y Elifio Rozáenz. Esta sin duda curiosa versión, está perdida.
La obra fue ejecutada en numerosas oportunidades en Mendoza por la Orquesta Sinfónica de la Universidad de Cuyo, actuando siempre como solista Francisco Amicarelli, quien era un pianista de enorme prestigio nacional, también profesor de piano de la Escuela Superior de Música.
En 1986 Dora De Marinis reestrena el Poema en Buenos Aires, con la Orquesta Sinfónica Nacional. Desde entonces también ha sido ejecutada en distintas oportunidades, no sólo en Mendoza sino también en Tucumán y en Lima, Perú.
El Poema criollo está organizado en un solo movimiento dividido en tres claras secciones, a la manera de un gran poema sinfónico con un instrumento solista, cuya presencia es a menudo concertante, aunque de demandante virtuosismo y dificultad. La obra se inicia con un solo de piano presentando un tema de carácter eminentemente folklórico que evoca una curiosa milonga pampeana, que inmediatamente sitúa al oyente en una atmósfera romántico-nacionalista, que va a impregnar todo el Poema. Este tema, especie de motivo conductor, es repetido luego por flautas y clarinetes. Enseguida el aspecto concertante de la obra cobra vida con la aparición de un inflamado tema romántico en las cuerdas, que luego el piano transporta una tercera más arriba, desembocando en un contrapunto de implacables ritmos folklóricos entre distintas secciones de la orquesta, apoyadas por una insistente percusión además del piano.
El tercer tema también es expuesto primeramente por la orquesta, dando lugar luego a una cascada de motivos, de fuerte extracción folklórica, tanto cuyana como norteña y pampeana. A medida que el concierto avanza, el piano alterna con la orquesta en la presentación del material temático, desempeñando un rol destacado los instrumentos de viento.
En la sección central, basada en el segundo tema, encontramos la gran cadenza del piano, uno de los momentos de mayor virtuosismo pero también de mayor concentración romántica. Con una fuga en las cuerdas, elaborada sobre el tercer tema, da comienzo la reexposición. El concierto finaliza con el retorno gradual a la serenidad inicial del primer tema o motivo conductor, en una suave conclusión donde los timbres orquestales junto a los del piano se van apagando gradualmente.
>>ELENA DABUL
Obra argentina fundamental en el género
Con el Concierto para piano y orquesta, de 1941, se inicia la etapa compositiva de madurez de Castro, caracterizada por el desarrollo de una personalidad musical propia, profunda y reflexiva.
Los compositores argentinos Jorge Fontenla y Roberto García Morillo han dedicado escritos a toda su producción pianística, dentro de la cual podemos aseverar que el Concierto para piano y orquesta ocupa un lugar emblemático, además de ser una de las obras argentinas de más envergadura escritas para el género.
Aunque el concierto fue terminado en 1941, el manuscrito del segundo movimiento (Trágico), figura como escrito en «el trágico año de 1940».
Dedicado a Alexander Borovski, fue estrenado en Buenos Aires en 1944 por Antonio de Raco y la Orquesta de la Asociación Filarmónica, dirigida por el compositor.
El concierto se caracteriza por el brillo y el virtuosismo de sus tres movimientos, muy disímiles en carácter.
Tanto el piano como la orquesta protagonizan el juego camarístico, con un equilibrio magistral en la forma y en los recursos.
El primer movimiento, Allegro vivo, está estructurado con la forma de la sonata clásica. Aquí se repiten y desarrollan motivos de la Toccata para piano. A manera de un divertimento exultante, fluyen permanentes diálogos entre el piano y la orquesta.
El primer tema tiene mucho empuje rítmico, en oposición al segundo, que transcurre en un inspirado lirismo romántico. El desarrollo se basa en un moto perpetuo del solista, siempre sostenido por la orquesta. Precedida por un tutti orquestal de densidad explosiva, hacia el final del movimiento aparece la cadencia para el lucimiento del solista.
El segundo movimiento, Trágico, es una marcha fúnebre. El lúgubre comienzo está a cargo del piano, con un lento ostinato, eje temático, que luego se contrapone a las melodías de los vientos y más tarde a la cuerdas. La sección central se llena de la sonoridad sinfónica y constituye el momento de culminación expresiva de todo el concierto, a través de un dramatismo desgarrador, reflejo de la personalidad reflexiva del compositor. Es notable el contraste entre este movimiento y el dinamismo y algarabía de los movimientos extremos.
El último movimiento, Allegro vivo, es una especie de toccata, en la que Castro vuelve a desplegar un ritmo obsesivo y una fuerza arrolladora, con armonías disonantes muy ásperas. La sección central es una marcha incisiva, parodia de la música ejecutada por las marchas militares. El piano y la orquesta cierran con un final luminoso.
6 comentarios:
Que genial que suban mas cosas de Castro, y como siempre, Excelente Pagina de Musica, ojala la mia algun dia alcanze vuestro nivel. Saludos y gracias pro todo =)
Sin duda, una gran ocasión para oír música hecha en Argentina.
Enhorabuena
Llevo ya tiempo siguiendo vuestro impecable trabajo y nunca había comentado nada. Simplemente quiero mostraros mi agradecimiento por el esfuerzo que hacéis, ya que habéis ampliado mi espectro musical de forma notable en apenas unos meses. Interesante aportación esta.
10 años tiene este post, pero me lanzo por el milagro... Ya es milagroso que la segunda parte de la descarga todavía esté disponible, pero la primera ha sido eliminada. Sería posible volver a subirla? Muchas gracias de antemano, me interesa mucho este repertorio y parece imposible conseguir este disco por otros medios. Saludos!
Hola: ya está arreglado el enlace. Que lo disfruten.
Quien desee los escaneos, puede buscarlos en el enlace aún vigente aquí:
http://www.mediafire.com/?on15vwgdpx56q
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