Lacrimosa - Elodia
>> martes, 6 de abril de 2021
Límites oscurecidos
El vicio rotulista del periodismo a veces se enfrenta a desafíos difíciles de sortear. Uno de ellos puede ser Lacrimosa. ¿En qué género considerar a una banda alemana que, bajo una propuesta inicialmente gótica, acaba produciendo discos que casi podrían integrar un catálogo de música clásica?
Lacrimosa es un proyecto casi unipersonal de Tilo Wolf, un joven que grabó a principios de los 90 Angst, un disco encuadrable en los cánones góticos (mezcla de metal, dark y glam-rock) pero que, tras las pistas de su pasión por la música clásica, fue combinando sus canales de expresión hasta llegar a Elodia (1999), un disco extraño, directamente sinfónico, de ambiciones operísticas, ropaje rockero y entramado pop.
La placa, cuyo nombre remite a una incierta diosa de la mitología griega, tiene muchos atractivos, y uno de ellos es el ensamble que lo interpreta, ya que a la formación estable de Lacrimosa (Tilo Wolf en voz, piano, composición y arreglos) y Anne Nurmi (voz, teclados y coros), se suman la Orquesta Sinfónica de Londres, músicos de la Orquesta Estatal de Hamburgo, y la banda acompañante (guitarras acústicas y eléctricas, bajo, batería).
El afán preciosista y presuntuoso de Wolf, que se empezó a vislumbrar en Einsemkeit (1992) y fue creciendo con la incorporación de Nurmi en 1994, alcanza en Elodia una expresión máxima. No hay muchos secretos en ello, por más que el concepto de Wolf pretenda ser complejo: hay buenas melodías y excelentes arreglos orquestales, así nada más. Es cierto que los cantantes dotan a sus interpretaciones de una fuerza, un exotismo y hasta un erotismo peculiares, y ello suma virtudes al disco. Pero a veces lo más importante son las buenas canciones, y para Lacrimosa ese es apenas el punto de partida.
En Am Ende der Stille, la pieza de apertura, hay algo del Requiem de Mozart, y Wolf no busca ocultar sino resaltar esa afinidad. Pianista sensible, aunque con algunos tics románticos, y cantante de voz pérfida como pocas, el cerebro de Lacrimosa se luce aquí en todos los niveles: su registro vocal riega de brumas los ocho minutos de desgarrada melodía, y la orquesta parece nacida para sostener ese tono. Un poco más tarde, la segunda canción (Alleine zu Zweit, un verdadero hit), pone frente a frente a Wolf y Nurmi en un dueto que no envidia en nada a los más célebres de la música pop melódica, pero a fuerza de arreglos, textos retorcidos y oscuridad, evitan hundirse en ese fango.
Halt mich se inicia como una pieza de cámara barroca, y de inmediato la batería modernosa pone las cosas en orden, y bajo su rigor, las cuerdas y los vientos de madera entretejen un intrincado tema en el que Tilo Wolf alcanza una gran interpretación vocal. The turning point está cantada en inglés y por ello desentona, por más que el acento germánico de Nurmi tamice el efecto. Es este también el tema que más concesiones hace, por su formato más convencional, aunque la partitura de la cantante está, una vez más, perfectamente arreglada con flautas y cuerdas que no permiten que se rompa el clima general de Elodia.
Acto seguido, Ich verlasse heut’ Dein Her, que tiene toques jazzísticos, pone las cosas en orden, a pesar de que aquí la orquesta cede protagonismo a la vigorosa guitarra eléctrica de Jay P.
Si, luego, el tema Dichu zu toten fiel mir schwer es una más radical mezcla por partes iguales de música orquestal y heavy metal, inmediatamente Sanctus nos retrotrae al inicio puramente mozartiano del comienzo, y sus 14 minutos tienen un espectacular desarrollo emotivo, con las voces combinadas de Wolf y Nurmi y una nueva oportunidad para admirar el talento compositivo del cantante (a esta altura es bueno recordar que su formación es autodidacta). Am Ende stehen wir zwei es el verdadero final, y tiene aires apoteósicos, ya que poco a poco se integran a la canción las voces principales, la orquesta, la banda y un coro.
El universo musical puede ofrecer sorpresas insospechadas. Y si bien la música de Lacrimosa es bien conocida por sus fieles repartidos en todo el mundo, la mejor manera de acercarse a ella es oír, por ejemplo, Elodia por primera vez. El disco es una muestra de cuán borradas están las barreras musicales. Para bien o para mal.
Ficha
Gracias a Acalobajas por el enlace.
Elodia
Intérprete: Lacrimosa. Invitados: London Symphony Orchestra, Rosenberg Ensemble y músicos de la Hamburg State-Opera. Origen: Alemania. Año: 1999. Sello: Hall of Sermon (BMG).
Para seguir escuchando:
Echos (2003), de Elodia.
De profundis (1994), de After Crying.
Mozart: Requiem (1962), por Berliner Philharmoniker, dirigida por Herbert von Karajan.
Intérprete: Lacrimosa. Invitados: London Symphony Orchestra, Rosenberg Ensemble y músicos de la Hamburg State-Opera. Origen: Alemania. Año: 1999. Sello: Hall of Sermon (BMG).
Para seguir escuchando:
Echos (2003), de Elodia.
De profundis (1994), de After Crying.
Mozart: Requiem (1962), por Berliner Philharmoniker, dirigida por Herbert von Karajan.
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