Mahler - Sinfonía Nº 6 - Scherchen

>> miércoles, 15 de febrero de 2017



>> EL REYES (*)

A pesar de que, probablemente, se trate de la lectura más violenta, agresiva y aterradora de una sinfonía mahleriana, este registro no cuenta con una crítica a la altura de su mito. He buscado en la red algunas referencias y la única profesional es la de Lewis M. Smoley (ya aludido a raíz de la Quinta con Milán… reseñada en su libro: Gustav Mahler's Symphonies: Critical Commentary on Recordings Since 1986). La podemos encontrar aquí.

Esta reseña es muy interesante. En ella observamos una suerte de desprecio por las maneras de Scherchen, pero también fascinación. Smoley posee una visión de Mahler ortodoxa, dentro de lo que se puede. Reseña y critica siempre pensando en qué registro le hace más justicia a la partitura y no considera el impacto real y concreto, más allá del apego al pentagrama. Claramente, Smoley valora lecturas paradigmáticas. Scherchen no puede ser valorado en ese sentido, él no es paradigmático. Muy por el contrario, da la sensación de constante improvisación, de creación permanente; ya saben: haciendo lo que nadie se atreve o no puede, no por capricho personal, sino como un modo para hacer que la partitura exprese su límite… claramente, en esta versión, la Sexta alcanza su límite.

 En esta lectura recortada, que corresponde a una de las –al menos- tres sextas que realizara en su carrera, el maestro Scherchen apuesta fuerte: La Sexta acá se muestra como una obra sin respiros, un ejemplo tanto o más primitivo que la Consagración... de Stravinsky. El universo mahleriano se mecaniza, se violenta y se crispa hasta causar el agobio del oyente, pero, paradójicamente, sin que éste desee detener la audición.

En el primer movimiento, Scherchen hace que Karajan parezca Klemperer. Es increíble cómo no pierde el ritmo con semejante impulso y más increíble todavía es oír cómo logra desplegar una tímbrica fantástica en medio del terremoto extremo. Ni el tema de Alma se salva. Estamos en las antípodas de Chailly (por lo demás gran lectura, al menos para un servidor). Todo lo que en el italiano es análisis, cuidado, detalle y lirismo, acá es instinto, guturalidad, expresionismo directo a la vena.

Scherchen es de los primeros en situar el Andante en segundo lugar. Su inicio es a velocidad «normal». Scherchen despliega una belleza sonora destacable con la excelente orquesta de Leipzig que, digámoslo, realiza un trabajo de nivel mundial a la hora de seguir las indicaciones imposibles de su conductor. Acelera en la sección más expansiva y el resultado es muy atractivo (a Smoley no le gusta). El romanticismo se vuelve aparente. Probablemente nos encontremos ante el Andante más ácido de la discografía.

En el Scherzo vienen los cortes (173 compases, mal señalados en el libreto como parte del Andante). El Scherzo sigue los modos del primer movimiento. Rapidez, pero no solamente aceleración, sino verdadero sentido de impulsividad, de ansiedad enfermiza… el resultado es fantástico.

Lo mejor, probablemente, sea el final, el cual pese a los 143 compases menos de su desarrollo (incluyendo el corte de uno de los célebres golpes fatales), despliega las más destacadas características del director alemán: una imaginación tímbrica desatada (jamás oiremos nuevamente ese sonido irreal que genera con celestas y maderas), un sentido del fraseo dramático casi operístico: tremenda la introdución y una coda oscura y brutal como ninguna.

El registro posee presencia, pese a que la toma es algo más distante que la de la Tercera con la misma orquesta. El sonido estereofónico es casi nominal, pero no importa. La grabación es clara y capta de modo efectivo el ambiente de aquel increíble concierto del 4 de octubre de 1960 (una lástima que no estén los aplausos). Está claro que esta Sexta no es una Sexta para conocer la obra. No es paradigma de nada. Por favor, no es modelo de nada. Se trata de una Sexta única, idiosincrática en extremo, excesiva, traidora de la partitura, pero absolutamente auténtica, aplastante, desmesurada.

Scherchen no lee la Sexta de Mahler. Ese 4 de octubre, Scherchen hizo una de las músicas más terribles que haya percibido el oído humano y para eso se apoyó en ese descenso al infierno que es la Sexta de Mahler. Creo que es uno de los 10 discos que debe estar en toda discoteca de un seguidor del compositor.

Publicado en el foro Gustav Mahler.

Read more...

Mozart: Sinfonía Nº 25 - I Mov. - Böhm

  © Blogger templates Sunset by Ourblogtemplates.com 2008

Back to TOP