Mahler, según Neeme Järvi
Una discografía profusa, una heterogeneidad notable en los estilos y un
vigor que resalta a la primera oída podrían apuntarse como las cualidades más
notorias de la batuta de Neeme Järvi (Estonia, 1937). El director ha sido, por
lo demás, una presencia constante en orquestas de distintas latitudes, para
algunas de las cuales (entre ellas, Royal Scottish National Orchestra, Detroit
Symphony Orchestra y especialmente la Göteborgs Symfoniker) su tarea ha
resultado fundamental para su crecimiento cualitativo.
Alumno de Mravinsky, Järvi ha puesto su batuta solvente y vibrante al
servicio de partituras tan diversas que difícilmente hubiera podido así (a
menos que fuese un verdadero genio) ofrecer de todas ellas lecturas magníficas.
Sin embargo, ha conseguido para muchos ser referencial debido a su pasión por
dirigir, a la par del repertorio más transitado, obras de compositores no del
todo difundidos: Arvo Pärt, Franz Schmidt, Rudolf Tobias, Wilhelm Stenhammar, Niels
Gade, entre otros.
Junto a ellos, en concierto y en disco, ha grabado la obra de numerosos
compositores, y se ha destacado con algunas versiones de Shostakovich (la Sinfonía Nº14, con la orquesta sueca),
Sibelius (Kullervo) o Strauss (Ein Heldenleben). También ha realizado
ciclos sinfónicos completos (Brahms, Prokofiev, Carl Nielsen, Richard Strauss, Martinů),
para sellos como Chandos, BIS, además de grabaciones para Deutsche Grammophon,
EMI o BMG.
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Neeme Järvi. |
Uno de los ciclos que dejó incompleto fue el de las sinfonías de Gustav
Mahler, que abordó con la Royal Scottish National Orchestra a principios de
1990 para el sello Chandos, que justamente llevaba otro en paralelo (más
logrado) a cargo de
Leif Segerstam: quizá en ello radicó la clave de que
quedara inconcluso.
Fuera de la
incompletud del ciclo en Chandos, el Mahler de Neeme Järvi
(su hijo, Paavo, grabó el suyo en BluRay) fue por cierto irregular,
aunque gozara de momentos de interés, en especial la
Sinfonía Nº1, con la inclusión del movimiento
Blumine y que destaca por su poderoso movimiento final; así como en
general la
Sinfonía Nº 3. Con esa
orquesta grabó las sinfonías 4, 5 y 6 y el ciclo se interrumpió, aunque era
evidente que estaba originalmente programado para cerrarse, a juzgar por el
diseño integral de las portadas, que apuntaban a una serie. A pesar de que el ciclo
quedó trunco, casi 20 años después el conductor estonio grabó la
Séptima de Mahler para ese sello, aunque
al frente del ensamble que actualmente lidera: la Orquesta Residente de La
Haya. Además, en 1995, y a con la Sinfónica de Gotemburgo, registró en
vivo su más logrado aporte mahleriano: la versión de la
Sinfonía Nº8, una monumental versión de una ya de por sí descomunal
obra, esta vez para el sello BIS. Järvi también grabó en DVD la
Sinfonía Nº 2, al frente de un mastodóntico cuerpo orquestal: la
Philadelphia Orchestra, la New Jersey Symphony Orchestra, la Detroit Symphony Orchestra, la Metropolitan Opera Orchestra y miembros de la New York Philharmonic (sello VAI). En ese sello, registró, además su versión de
Das Lied von der Erde, con Paul Groves (tenor) y Thomas Hampson (barítono), en
un DVD que celebró su asunción como titular de la Orchestre de la Suisse Romande.
Hoy, como un homenaje a este director prolífico y que, fuera de si su
estilo convence más o menos es, sin duda, una batuta que nos ha acercado
importantes compositores a nuestros oídos, ofrecemos uno de sus más polémicos
abordajes sobre Mahler: el de la Sinfonía
Nº 6, registrado en 1992 para el
ya mencionado ciclo trunco en Chandos.
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