Mahler: discografía esencial. Sinfonía Nº 1 (2/2)

>> martes, 6 de julio de 2010


Mahler: discografía esencial. Sinfonía Nº 1.
Segunda parte
(Ver Parte 1)


La Primera de Mahler, como en el caso de muchas de las primeras creadas por otros grandes sinfonistas, fue una obra con un período de gestación y maduración bastante prolongado hasta lograr la forma definitiva. Esta sinfonía en particular fue siempre a la que Mahler le prestó la mayor importancia –fue la sinfonía que más veces él mismo interpretó en conciertos durante su vida– y se puede entender, puesto que desde acá mismo arrancan todos los elementos expresivos, filosóficos y armónicos que con diversos ropajes se repiten en todas sus obras posteriores.
La integridad de la Primera de Mahler, en la versión en que hoy la conocemos, es comparable a la de cualquiera de las grandes sinfonías posrománticas. Quien escribe no encuentra importantes defectos de forma ni del discurso en la misma, y la disfruta plenamente cada vez que la escucha.

Gustav Mahler en 1892

Considero que la eliminación del Blumine de la versión final fue un definitivo acierto del compositor. De igual modo, discrepo cordialmente de quienes se forman una opinión ligera y sesgada del compositor sin haber escuchado todas sus obras. Mahler es un compositor lleno de glorias y de abismos, pero aun en sus desaciertos y contradicciones, que los tiene, resulta en extremo fascinante, sin ninguna merma en su mérito artístico. De ahí que una simple audición de dos o tres de sus obras no permite formarse un adecuado ni objetivo juicio de la complejidad del mismo.

En la era estéreo
Habiendo hablado ya de las grabaciones pioneras de esta sinfonía, el gran boom mahleriano comienza el mismo siglo pasado, a principios de los ’60, gracias a la titánica labor de rescate de directores como Dimitri Mitropoulos, Rafael Kubelik, Jascha Horenstein, Otto Klemperer, Sir John Barbirolli, Bruno Walter y Leonard Bernstein. Más tarde se incorpora una verdadera legión a través de Bernard Haitink, Claudio Abbado, Pierre Boulez, Eliahu Inbal, Zubin Mehta y muchos otros. La mayoría de los mismos ha grabado su respectiva Primera.

Kubelik en Audite, la mejor versión
Entre las Primeras grabadas en la era estéreo, siempre ha sido un clásico la semi-legendaria grabación de Rafael Kubelik para el sello DG, interpretada con la Orquesta de la Radio de Baviera. Esta grabación es motivo de culto para la crítica experta, y no sin razones. A pesar de ciertas deficiencias en la toma del sonido, la grabación cumple con todos los requisitos de excelencia interpretativa, con una prueba del ácido más que superada en el abordaje del tercer movimiento. Kubelik se va por el camino objetivo, lejos de la hiperestesia emotiva de Bernstein, la precisión de máquina de un Solti, o del abordaje cerebral de un Tennstedt o un Boulez. Kubelik es un experto en la acentuación de texturas, en el cuidado de los pasajes líricos, así como del Angst, la pasión juvenil y la grandeza, más en el modo Wunderhorn que en el modo Fahrenden Gesellen. Se puede considerar de igual modo a Kubelik como la vía intermedia entre las concepciones ya explicadas de Mitropoulos y Bruno Walter.
A pesar de las glorias de esta grabación, existe una si acaso preferible, tomada de un concierto en vivo del año 1979, para el sello Audite, donde de nuevo las mismas fuerzas al mando de Kubelik dejaron un registro muy similar, pero con mucho mejor sonido y el beneficio de un ambiente en vivo. Aunque muy similares, la grabación de Audite va más alla en las bondades y fácilmente puede ser tomada como primum inter pares de entre todas las grabaciones de referencia de esta obra.

Otra gran grabación de la era estéreo es la que dejó sir John Barbirolli, dirigiendo la Orquesta Hallé, editada en CD por el sello Dutton. La misma data de 1957, y posee muchas de las bondades de Kubelik, con un poco de inclinación hacia el estilo más lírico de Bruno Walter, sólo que con el añadido de una profundización en los cuidados del balance y de los detalles en todos los departamentos orquestales, que se reflejan claramente en uno de los movimientos finales más espléndidos y poderosos que se han grabado alguna vez, con una experiencia cercana a la toma del sonido en vivo, aun tratándose de una grabación de estudio. Se trata de un esencial.

Como en toda sinfonía de Mahler, no puede dejar a mencionarse a Leonard Bernstein, eminente mahleriano. Si bien su conocido intervencionismo en otras sinfonías como la Tercera o la Sexta ha dejado grabaciones inmortales, sus registros de la Primera se prestan a mayor controversia.
En este sentido, y sobre todo en su grabación para DG con la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam, si bien suena espléndida, su desbalance en el uso del hiperdrama puede no ser del gusto de todo el mundo. Entre el pathos desasosegante y astringente de Mitropoulos y la pasión hiperromántica de Lenny, me quedo con el primero.


Viniendo a generaciones posteriores, un director que se encuentra mundos aparte de las concepciones anteriores es el maestro holandés Bernard Haitink. Definitivamente colocado en la acera objetiva, Haitink siempre ha sido un experto explotando la partitura hasta en el último de los detalles, dejando grabaciones de un balance impoluto, de un brillo raras veces alcanzado, de un lirismo hermosísimo donde corresponde y de una madurez que incluso se le suele colocar como punto negativo. Si bien se le puede endilgar el ser demasiado amable con los pasajes que requieren acritud o sarcasmo, considero que Haitink aun en este sentido se muestra eficiente, aunque no al grado de perversidad o «fealdad» de un Kubelik, un Mitropoulos o un Barbirolli. De entre las varias grabaciones que Haitink ha dejado de la Primera, tal vez su gloria ha sido alcanzada con la versión de 1972 con su Orquesta del Concertgebouw, la cual es con mucho la preferida de quien escribe. Punto de ventaja aparte, Haitink cuenta con la que siempre ha sido la mejor orquesta mahleriana del mundo. Comparen con la grabación de Bernstein con la misma orquesta y las diferencias son abismales.

Arribando a grabaciones más recientes, hay tres que me gustaría mencionar, aunque aclarando que existen muchas otras que tienen gran valor artístico y que le hacen perfecto honor a la obra, que se puede considerar muy afortunada en cuanto a discografía.
Una de ellas es la de un director que no es tenido por muy «mahleriano», pero que sin embargo tiene un ciclo completo y muy bueno en su haber: Eliahu Inbal. Su ciclo con la Orquesta de la Radio de Frankfurt es uno de los más parejos que conozco y precisamente uno de sus puntos más fuertes es su Primera. De excelente sonido, Inbal recuerda a lo mejor de Haitink, aunque con un poco del apasionamiento de Lenny. Es una excelente y muy bien juzgada Primera.

Seiji Ozawa es otro director cuyo nombre no sería el primero en venirnos a la cabeza al hablar de Mahler; sin embargo, a diferencia de otros colegas tenidos como más «mahlerianos», es otro que ha dejado un ciclo bastante justo con la Sinfónica de Boston para Philips. Al igual que en el caso de Inbal, su primera es uno de sus mejores alcances, en un registro más que competente.
Sin embargo, la verdadera gloria de Ozawa ha sido alcanzada después de dejar su larga titularidad con la orquesta anterior, y esta vez la protagonista es la vertiginosamente en ascenso Orquesta Saito Kinen del Japón, tenida hoy, según la revista Grammophone, como una de las 20 mejores a nivel mundial. Esta grabación de Ozawa, tomada de un concierto en vivo, es una de las mejores en sonido digital y reúne todos los elementos que requiere una ejecución extraordinaria de esta obra.

Después de los cerebrales, los novísimos
En el extremo de las lecturas más «cerebrales» y más aproximadas a las corrientes del siglo XX, existen dos versiones importantes: Pierre Boulez con la Sinfónica de Chicago; y una impoluta y psicológica lectura que corresponde a Michael Gielen, otro mahleriano a ser tomado en serio. Para quienes gustan de atisbos de la Segunda Escuela de Viena (sucesores inevitables de Mahler) en las obras de este compositor, estas dos grabaciones son clara elección.

De entre los directores de generaciones más jóvenes y con carreras aún en pleno ascenso, me gustaría citar dos casos especiales: el inglés Jonathan Nott y el austríaco Manfred Honeck. De entre las grabaciones modernas, sus respectivos registros se cuentan entre los mejores. En el caso de Nott, su ciclo en desarrollo lo ha hecho con la fabulosa Sinfónica de Bamberg, y representa lo mejor del viejo estilo artesanal de los grandes maestros del pasado. Su estilo definitivamente se aproxima a Kubelik.
En el caso de Honeck, su reciente grabación es tomada de un concierto en vivo con la Orquesta Sinfónica de Pittsburgh, y el resultado es superlativo. Con uno de los mejores despliegues de sonido, Honeck muestra lo mejor del Angst de Mitropoulos, la agridulce sorna de Kubelik, el lirismo de Barbirolli y el cuidadoso balance y detalle de Haitink, en un fabuloso compendio de estilos que convergen en un resultado único pero contundente. El aplauso final lo dice todo.

El Hors Concours
Tratar la amplísima discografía de esta magnífica obra con todo el detalle que merece requeriría de por sí un libro, y no es la idea por supuesto de esta reseña. Existen muchas otras grabaciones muy dignas, y afortunadamente son pocas las realmente malas. Como síntesis final a esta entrega, con las grabaciones de Walter y Mitropoulos como pioneras, con las grabaciones de Kubelik, Barbirolli y Haitink (1972); y de entre las grabaciones recientes, la de Ozawa (Saito Kinen), la de Nott, la de Inbal y la de Honeck como el último grito, se puede tener una discografía esencial y más que respetable de esta maravillosa sinfonía. Como Hors Concours absoluto remarca Kubelik en su grabación para Audite.


Parte 1 | Parte 2

8 comentarios:

Anónimo 6 de julio de 2010, 9:09  

Kubelik's part 2 is hard to download, and once downloaded is ALWAYS DAMAGED. Please, reupload track 4 separately, thanks.

Peppino

Anónimo 6 de julio de 2010, 17:37  

Muchas felicidades por este blog y sus magníficos comentarios. Efectivamente, la parte 2 de la Primera por Kubelik está dañada. NO es posible bajar el 4 mov. Muchas gracias, Dr.Quintero. CC

Fernando G. Toledo 6 de julio de 2010, 20:46  

Lo revisaré. Pero los archivos .rar tienen registro de recuperación.

http://www.winrar.es/soporte/articulo/44

Fernando G. Toledo 6 de julio de 2010, 20:49  

HOY SE CELEBRAN LOS 150 AÑOS DEL NACIMIENTO DE GUSTAV MAHLER

En Oído Fino lo estamos recordando con esta serie sobre su discografía esencial.

Fernando G. Toledo 9 de julio de 2010, 17:21  

Enlaces reparados.

Eugenio Murcia 11 de julio de 2010, 18:52  

El artículo es magnífico, pero echo en falta la versión de Horenstein (LSO) que publicó el sello Unicorn. Saludos.

Mahlerite-Shosta 12 de julio de 2010, 14:13  

La grabación de Horenstein por supuesto también es muy buena, me gustaría haber tratado muchas otras versiones pero se me hubiera hecho muy largo, aunque creo que lo mejor de Horenstein se evidencia en las obras más maduras de Mahler, imprescindibles su 3ra, su 6ta y su una de sus 9nas. Saludos... El Autor

Anónimo 2 de septiembre de 2010, 18:35  

Hola ya entendí lo de mahlerite shosta! ;-), yo también me estoy volviendo "mahlerite" gracias a sus post y al blog del cuervo lopez QEP. Por favor no olviden a Bertini con la orquesta de la radio de Colonia bajo el sello EMI, su octava es maravillosa y colosal!!. Sigan adelante aportando cultura en castellano!!!. Melomano

Mozart: Sinfonía Nº 25 - I Mov. - Böhm

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