Revueltas - Edición Centenario - Mata, Stokowski, Atherton, Herrera

>> sábado, 24 de julio de 2010


El universo según Revueltas

La producción sinfónica de Silvestre Revueltas (1899-1940) no se caracteriza por su extensión. Tal vez su legado no sobrepase una treintena de obras. Sin embargo, si de algo podemos estar seguros, es de que el músico originario de Durango (México), se esforzó por aprovechar todos los recursos que la técnica músical de la primera mitad del siglo XX le ofrecía para adecuarlos al espíritu de los motivos, a veces prehispánicos y a veces típicos pueblerinos, e incluirlos en sus obras. Su destino fue trágico, al igual que el de Mussorgsky y Mahler. Murió en la plenitud de su fase creadora, víctima de una neumonía heredada por su afición al alcohol.
Como Mussorgsky en Rusia, Revueltas elevó la música popular mexicana al rango de música de concierto. Como Mahler, sentía especial facinación por la muerte... Con la diferenecia de que lo que para Gustav era tragedia, para Silvestre era sarcasmo y motivo de festejo. En fín, tal vez cuestión de culturas y de maneras de simbolizar lo inevitable.

Música convulsa
Identificado plenamente con su pueblo, sintió con igual pasión la vida y la tragedia de otras naciones: Sensemayá, su obra capital y basada en un poema de Nicolás Guillén, retrata el movimiento de la emblemática serpiente americana cuando es herida de muerte; pero a su vez resulta ser un homenaje a esa Cuba olvidada y marginal de cantos negros a medio camino entre lo sacro y lo pagano. Es música convulsa y obsesiva, dominada por un ritmo salvaje y demoledor que se divide en tres secciones entrelazadas, cada una más breve que la anterior y, cada una, como un crescendo que va haciéndose más y más intenso. Tal efecto acumulativo hace que toda la pieza parezca un interminable ostinato creado por las sucesivas entradas de los instrumentos que intervienen. La frase «¡Mayombe-bombe-mayombé!», onomatopéyica del lenguaje de los negros y que aparece en la primera línea del poema, constituye la célula rítmica fundamental de la que se derivan todos los elementos de la partitura.
La lucha del pueblo español y el asesinato del gran Federico García Lorca motivó el «Homenaje», y fue el tributo de un mexicano a una de más eminentes figuras de la intelectualidad hispana y a la España de Casals, de Antonio Machado, de Unamuno y de Picasso. Concebida a través de una sensibilidad libertaria, la obra está colmada de elementos populares meramente mexicanos: la procesión tras el duelo y las festivas danzas donde las calaveras de José Guadalupe Posadas conviven sarcástica e irreverentemente con la muerte.
Es la visión de los funerales del poeta entendidos desde la mirada mestiza de un Revueltas que entendía que Lorca era tan grande que tenía cabida en el más pequeño rincón de un pueblo que le admiró. Pero más allá de los motivos que originaron su música, lo cierto es que Revueltas procuró expresar el caracter enérgico, alegre e irreverente del pueblo mexicano y hacerlo música.
Excepto en Janitzio, no acudió a temas populares o folclóricos prefabricados y, sin embargo, en su síntesis musical todo compás tiene una raíz asimilable a la cultura mesoamericana. Janitzio, nombre de una laguna ubicada en Michoacán, es un poema sinfónico concebido en forma tripartita. Consta de una primera parte rápida y colorida, seguida de otra lenta y contemplativa, después de la cual se repiten los temas melódicos de la primera en una seccion final que lleva a la obra a una vigorosa culminación. Curiosamente se le considera una obra impresionista. Pero nada más falso: en esta composición no existe ningún afán descriptivo ni narrativo. El compositor le dio ese nombre debido a que algunas de las melodías básicas que se escuchan en ella fueron escuchadas y anotadas precisamente en ese lugar tan sugestivo.
El cromatismo es evidente, pero Revueltas accede a él desde los más dispares elementos típicos mexicanos conformando un espectacular mosaico sonoro que en todo caso lo emparentarían más con el complejo muralismo simbólico de Rivera y Siqueiros que con el trazo sólo imaginario de los franceses. Redes y La noche de los mayas fueron escritas originalmente como bandas sonoras para las respectivas películas de igual nombre.

A ras de tierra
Redes es sin duda música volcánica, descarnada y a ras de tierra en donde ritmos populares, indígenas y de vanguardia conviven de manera natural teniendo como base la formación instrumental europea. Es una música que al mismo tiempo resume color, escultura y movimiento dándole un mensaje plástico fundamentado en las más auténticas raíces mexicanas sin caer en falsos nacionalismos. Pudieran encontrarse pasajes a lo Stravinsky, Ravel, Debussy, Mussorgsky o a lo Varése. No obstante, en su retorno a lo originario, Revueltas no acude a los criterios primitivistas, impresionistas o nacionalistas de los antes mencionados. Es un particular proceso de síntesis en donde el autor encuentra lo prototípico a partir de una peculiar interpretación de su cultura y de un constante retorno a la naturaleza. Es una pieza de gran lirismo y emotividad que captura, sin describir, el alborozo y melancolia de un pueblo de pescadores de Veracruz cuya vida se encuentra inmersa en la explotación y la misera, y en la cual solo el caracter festivo y peculiar de sus habitantes lo sacan de su rutina.
La noche de los mayas también atestigua ese retorno a lo primordial aunque siguiendo ahora un camino imaginariamente precolombino. Restructurada por Ives Limantour en forma de suite, la obra refleja un profundo amor por la selva maya (Yucatán, Guatemala, Honduras y El Salvador) y sus ritmos. Las jaranas, sonajas y tambores indios nos hablan de mitos y cultos prehispánicos, de las fuerzas del cosmos y de lo implacable de la naturaleza. Tras un primer movimiento majestuoso y evocador de la América de las Pirámides, un alegre y festivo Scherzo danzable hace su aparición.
Es música de fiesta maya a la que sigue un andante espressivo que evoca una tranquila noche interrumpida acaso por el canto de las aves nocturnas o el devenir de las marejadas que terminan cediendo el paso al canto del hombre, dedicado a sus dioses, y simbolizado por el peculiar sonido de los caracoles.
Una serie de danzas rituales, violentas e infernales (¿recuerdo imaginario de Hunapú e Ixbalanque en su travesía por el inframundo de Xibalbá?) se suceden una a otra para, por fín, abrir de nuevo el paso al tema principal e ígneo del primer movimiento. ¿Forma paramétrica a la Janacek o de arco a la Bartók? Probablemente en tanto que es una suite rescatada y reconstruida a partir de música para el cine y por un músico (Jean Ives Limanotour) de vanguardia que deriva en un impresionante collage de formas y colores que en nada demerita el genio de su autor.
Itinerarios, Caminos y Planos son obras complejas, extrañas, y que más de uno suponen influenciadas por Janácek y/o Stravinsky. En Planos se utilizan dos pianos y gongs que recuerdan la sonoridad de Las bodas. Pero ni son las mismas notas ni son los mismos intervalos. La semejanza está en los ritmos en tanto que evocan un retorno a lo arcaico: a la Rusia pagana en Stravinsky; a la América precolombina, telúrica y salvaje, en Revueltas.
Itinerarios y Caminos parecieran tener reminicencias de Janácek, pero lo que se olvida es que este último basó, tal vez por suponerlos autóctonos bohemios, una buena parte de su producción musical madura en ritmos americanos llevados a Chequia por Dvorák luego de su peregrinar por tierras del nuevo mundo. La gama de colores podrá semejarse, con la diferencia que en Revueltas no hay acorde que no le sea propio o ajeno a su Mesoamérica. Incluso en la utilización de los metales, que en nada es distinta a esa bella sonoridad grotesca, desafinada y nostálgica de las bandas municipales mexicanas.

Densas y desconcertantes
Dos obras desconcertantes son la Danza geométrica y Cuauhnahuac. En ellas no existe referencia popular o nacionalista directa, y sin embargo suenan perfectamente mexicanas. Tienen la densidad que podemos encontrar en Amériques o Ecuatorial de Varèse, pero el proceso de síntesis nuevamente es distinto. Mientras Varèse voltea a una América animal y vegetal desde una perspectiva vanguardista y experimental, Revueltas lo hace desde una manera natural, progresiva y sin perder de vista sus raíces simbolizando una América donde además existe el hombre –industrializado en la Danza, primitivo en Cuauhnahuac– pero siempre en equilibrio con la naturaleza. No son muy lejanas en el tiempo a Sensemayá o a La noche..., pero conceptual y arquitectonicamente hablamos de un mundo prototípico y distinto que parte de lo autóctono para sumergirse religiosamente en la tierra que le vió nacer y morir.
Pero en la producción del músico nativo del pueblo de Santiago Papasquiaro tambien podemos encontrar obras aparentemente despreocupadas y decididamente experimentales. Unas de caracter irónico y burlesco, otras de apariencia deliciosamente infantil. Es el caso de Alcancías, El renacuajo paseador, 8 x radio, Toccata (sin fuga) y las Canciones para niños.
Se trata de miniaturas en donde el buen humor se hace presente, no obstante su carácter atrevido e innovador. Alcancías es en realidad una suite de tres danzas donde no hay otra cosa más que ritmo. El primer movimiento se desarrolla en un continuo scherzo que remite a nada. El segundo movimiento pareciera un «tango borracho» que da paso a un tercero donde aparece una danza irónica y grotesca adornada por los metales y marcada por las percusiones.
El renacuajo paseador es una especie de danza elemental que demuestra el gusto del compositor por los instrumentos de viento y el sonido «desafinado» del violín en tanto que en sus pequeñas intervenciones se le maneja a la usansa de la zona huasteca.

Vanguardia mexicana
8 x radio le fue encargada para abrir una serie de transmisiones que Radio Educación de México lanzaría al aire. De nuevo, es de hacer notar el peculiar sonido del violín y las cadencias rítmicas asignadas a los metales. Paradójicamente, para oídos mexicanos es una obra ligera y graciosa; mientras que para escuchas ajenos pudiera parecer extremadamente compleja e inmersa en la más pura vanguardia. En gran parte lo mismo aplica para la Toccata, llena de inventiva y sarcasmo.
Las Cinco canciones de niños y dos profanas, con textos de García Lorca, están confiadas a una soprano y diversas secciones orquestales. Se trata de pequeños cuentos musicales que rectifican la admiración por el universal poeta y en donde el auténtico interés radica en el tratamiento también «desafinadamente nacionalista» que Revueltas hace de la voz femenina y la obligada reminiscencia a simbólicos y arquetípicos acordes de corte español.
Aplaudidas o no, conocidas o no, lo cierto es que las obras de Silvestre Revueltas nos hablan de un microcosmos musical peculiar, personal y sumergido en las profundidades de las sonoridades mexicanas en tanto pueblo americano.
Pudiera pensarse que son ajenas a idiosincrasias en apariencia distantes como la brasileña, la argentina, la colombiana, etc. Pero esto no es así: baste recordar que existió un pasado que hermanó a los pueblos precolombinos más allá de sus particularidades. En él, existió la adoración al sol, a la luna y a esa serpiente tan cara a los hebreos. Se edificaron pirámides cuyo sentido se nos escapa y, ante todo, existía una comunión entre hombre y naturaleza que ya hemos olvidado.
El color natural de las Américas es moreno, lo mismo entre tribus chibchas que incas, amazónicas, seminoles, mayas o aztecas; por lo que no es de sorprenderse que un literato de las talla de José Vasconcelos haya descrito a los pueblos de tan sigular continente como la «raza de bronce, que no es otra que la raza cósmica». La música de Revueltas así lo atestigua en tanto parte de lo autóctono, viaja por lo primitivo del hombre y termina fusionándose con lo elemental universal.

Reminiscencias bartokianas
Una última observación: soy de procedencia magyar y en los ritmos de Revueltas encuentro al Bartók americano. No se trata de suponer irresponsablemente que el primero asimiló al segundo ni nada por el estilo. Se trata simplemente de señalar que en la historia de la musica llegó un momento en que el retorno a lo primigenio era inminente. Cada compositor utilizó los elementos que tuvo a su alcance; pero invariablemente y por diversos caminos, llegaron a un mismo punto: la música descarnada hecha ritmo y danza desenfrenada en la que, ante todo, se evocaba a Tepeu, Gucumatz y la Abuela del Día, la Abuela de Alba del Popol Vuh, como contraposición a esa inmovilidad que representaba el Thanatos griego.
Sirvan pues estas breves palabras para rendir sincero homenaje a un país y a un continente de los que quedan muchas cosas por descubrir y en los que, en su gente, radica tal vez el futuro del mundo. Ante una Europa vieja y cansada, un Medio Oriente convulsionado por guerras «sagradas» tendenciosamente raciales y una África en buena parte indomable y en constante ebullición, surge la verdadera América. Esa América que verdaderamente vale la pena y que va desde el río Bravo hasta la Patagonia, siguiendo la ruta de lo vital: lo ígneo de la lava volcánica y lo cristalino del agua de los ríos. Una América en donde el hombre no es mero accidente de la naturaleza, sino más bien su realización.

Edición de lujo
A continuación ofrecemos a su amable escucha la Edición Centenario que abarca buena parte de las obras de Silvestre Revueltas en dos CD originalmente masterizados por RCA. Sensemayá, Redes, Itinerarios, Caminos, Homenaje, Danza geométrica, Janitzio y Cuauhnahuac serán interpretadas por la Orquesta New Philharmonia (legado de otro americanista: Otto Klemperer) y la dirección, hoy por hoy inigualable e insuperable, de Eduardo Mata. Sensemayá aparecerá de nuevo interpretada por Leopold Stokowski y lo interesante resultará que mientras que Mata utiliza su idiosincracia mesoamericana para interpretarla, el primero le da un tratamiento muy «a la Stravinsky», consiguiendo resultados diametralmente opuestos. ¿Cuál versión es la mejor? El escucha tendrá la última palabra... pero me quedo con Mata.
Alcancías, El renacuajo paseador, 8xradio, Toccata (sin fuga) y Planos son interpretadas impecablemente por David Atherton y la London Sinfonietta. Por último, La noche de los mayas y Las cinco canciones para niños y dos profanas estaran a cargo de una académica Orquesta Sinfónica de Xalapa a cargo de Luis Herrera de la Fuente. Esperando sea del agrado de todos, les deseamos una feliz escucha.

6 comentarios:

Elgatosierra 24 de julio de 2010, 0:28  

Princesa Itzel, felicidades por este precioso aporte.
Hace tiempo que nuestra amiga me pasó este disco a petición mía.
Nadie se lo puede perder. En REVUELTAS no hay nada mejor ni más completo.
Otra vez, felicidades Itzel y Fernando por este precioso post.
Salud, paz, sonrisas y cordiales saludos.
Elgatosierra

crepuscular 25 de julio de 2010, 9:37  

Hola, escribi mi tesis sobre Revueltas y Chavéz. Me gustaria saber cómo puedo descargar este disco. muchas gracias saludos desde Argentina

Anónimo 26 de julio de 2010, 16:19  

Estimado crepuscular; en la imágen del disco sólo haz click y a continuación aparecerá la página de mediafire correspondiente para la descarga.
Recibe un atento saludo.
Ilsi Itzel

Anónimo 26 de julio de 2010, 16:20  

Gracias amigo Gato!!!
Recibe mil y un abrazos ¿va?

Ilsi Itzel

kiko 7 de febrero de 2011, 18:31  

Hola Itzel:
de manera particular creo que Revueltas es el más grande compositor mexicano y no se porque siempre lo nombran junto a Carlos Chávez (que siempre le tuvo envidia) pero así es la vida, los grandes siempre viven muy revolucionados. Gracias por tu ilustrativa aportación
y recibe un respetuoso saludo

Lorenzo Simó Hernández 12 de noviembre de 2011, 8:48  

Saludos y muchas gracias por este maravilloso aporte. Existe una llamémosle "segunda parte" de esta serie, llamada "Silvestre Revueltas: Música de Excepción. Edición Conmemorativa del Centenario" (2001). Se trata de un solo disco con obras muy raras e inéditas, nunca grabadas ni antes ni después. ¿Sabe usted algo de él? Está agotadísimo; casi tanto como yo de buscarlo. Pero no pierdo la esperanza... Un cordial saludo desde las Islas Canarias (España).

Mozart: Sinfonía Nº 25 - I Mov. - Böhm

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