Brian - Sinfonía Nº 1 «Gótica» - Lenard

>> viernes, 9 de julio de 2010


Esplendor arquitectónico en una sinfonía increíble


William «Havergal» Brian (1876-1972) fue un compositor y crítico musical británico, que se destacó por haber compuesto 32 sinfonías, y aunque no son tantas como las de Segerstam, Haydn o Mozart, ya nos parecen muchas, además de música de cámara y canciones.
Precisamente su sinfonía más conocida es la Primera, la «Gótica». Realmente es una obra en dos partes, la primera con tres movimientos exclusivamente instrumentales, seguida de un mayestático Tedeum para solistas, coro, orquesta y órgano.
Aunque parece que su trabajo más fino es la Trigésima Segunda, que apenas dura 20 minutos, pero es un ejercicio comprimido de contrapunto.
Que yo sepa de la Primera, «Gótica», hay dos versiones, ambas respetables.
La primera del 30 de octubre de 1966 en el Royal Albert Hall de Londres, por Sir Adrian Boult con Honor Sheppard (soprano), Shirley Minty (alto), Ronald Dowd (tenor), Roger Stalman (bajo), los Coros de la BBC, la Sociedad Coral de la BBC, los Coros de la City of London, los Coros de la Hampstead Choral Society, los Coros de la Emanual School Choir, los Orpington Junior Singers y la Orquesta Sinfónica de la BBC. Actualmente comercializada por Testament. Según los especialistas, «buena», y me lo creo porque Boult fue un director de altura.

La presente versión
La segunda de los registros del 29 a 31 de marzo de 1989 en la Sala de Conciertos de la Radio Eslovaca, por Ondrej Lenard con Eva Jenisová (soprano), Dagmar Pecková (alto), Vladimir Dolezal (tenor), Peter Mikulás (bajo), los Coros de la Filarmónica Eslovaca, los Coros de la Ópera Nacional Eslovaca, los Coros del Conjunto Folclórico Eslovaco, los Coros de Bratislava, los Coros Lucnica Choir, los Coros de los Niños de Bratislava, los Coros Youth Echo, la Orquesta Sinfónica de la Radio Eslovaca de Bratislava y la Filarmónica Eslovaca. Antiguamente en Marco Polo, ahora en Naxos, y según parece mejor que la anterior, es decir muy buena. ¡Y parece mentira, sin ser británicos!

Obra de contrastes
No he encontrado aquí nada de Bach, Bruckner, Elgar, Mahler, R. Strauss, Wagner…, y sí mucho de las bandas inglesas (bronces a tutiplén) y algo de Vaughan Williams (solos de violín o viola) y Bax (atmósferas brumosas y dilatadas). Y otra curiosidad que he encontrado aquí es el contraste y la riqueza de timbres. Alguien dijo que Brian estaba enamorado de la música medieval y renacentista, y que precisamente esta Sinfonía Gótica partió de la idea de explorar los timbres de instrumentos antiguos y prácticamente desaparecidos (cuánto gozaría en la actualidad el bueno de Brian con las grabaciones de los grupos historicistas, aunque ya le dio tiempo a escuchar algo de lo hecho por su compatriota David Munrow). Pues bien, aquí aparecen en todo su esplendor los timbres de esos instrumentos, sacabuches (trombones y trompetas), arpa celta (arpa), fiddle (violín tradicional)…
Lo más característico del Brian de esta Sinfonía Gótica creo que podrían ser los continuos cambios de ánimo, los saltos de aquí para allá (a la tempestad sucede la calma y viceversa), después de una sección estruendosa y rítmica sucede otra de calma chicha, lo que te deja una sensación de rara impulsividad e inestabilidad juvenil, y las grandes construcciones arquitectónicas espaciales levantadas a pura fuerza orquestal y mantenidas y resaltadas por el órgano (gran catedral gótica).
Hay quien se empeña en relacionar esta Sinfonía Gótica con la Novena de Beethoven, La Condenación de Fausto de Berlioz, la Octava de Mahler, y no sé cuantas cosas más. Pero no hay caso, esta Primera de Brian es particular en su soledad más absoluta, no se la puede emparentar con nadie ni con nada.
Hagamos un mínimo ejercicio de sinestesia auditiva y visual. Observen durante unos segundos las dos primeras imágenes que más abajo adjunto de la Catedral de Lincoln (Inglaterra), ahora cierren los ojos y escuchen esta maravilla.

El primer movimiento me parece sensacional, los contrastes de los dos temas, uno rítmico y otro melódico son muy interesantes, y nada de lo previsible ocurre, no hay reexposición convencional de temas, sino una especie de espiral en continua evolución, profundizando en las ideas, que no hace sino llenarnos de agradables sorpresas, demostrando una creatividad desbordante.
El segundo movimiento es el más británico de todos, la típica marcha «de pompa y circunstancia», pero dejando un regusto de poderío ensombrecido y turbio, una idea histórica del periodo gótico bastante trasnochada en la actualidad, pero muy vigente cuando Brian compuso esto.
El tercer movimiento comienza creando una atmósfera obsesiva por medio de un ostinato dilatado recurriendo a medios muy diferentes, y aquí otra vez vuelven a ser los timbres de los diferentes instrumentos los acentos donde se apoya Brian, cuerdas, vientos, percusión, solos o combinados, describiendo una especie de arco que se tensa y se destensa alternativamente para comunicar sensaciones de tensión y relajación. El colorido instrumental en particular y orquestal en general es de una exuberancia que transita de lo sensual a lo lujurioso. Hasta podríamos hablar de la batalla, y del paisaje después de la batalla.
Y hasta aquí llega la primera parte, que es la puramente instrumental, y ahora comienza la segunda, que es la que incorpora las voces, y que bien podría ser la más interesante.
El cuarto movimiento es el Te Deum Laudamus, abierto por los coros, subrayado por las fanfarrias orquestales, y refrendado por todos ellos en su conjunto, donde vuelven a aparecer los momentos de tensión y relajación, pero dando ahora sensaciones más asertivas y tranquilizantes.
El quinto movimiento es el Judex. Adagio Molto E Religioso, comienza con una mezcla de canto ortodoxo eslavo y motete policoral veneciano del siglo XVI (nos parece asistir en la Basílica de San Marco de Venecia al estreno de algún motete de Andrea Gabrieli), después vienen, trufadas la incursiones orquestales y vocales a la manera del primer tiempo.
El sexto y último movimiento es el Te Ergo Quaesumus, el más largo de todos, y continúa con las alternancias entre el texto y la música, sucesiones que al final se resuelven en violentos enfrentamientos para concluir con una coda orquestal subrayada por un leve y etéreo murmullo coral cerrando con una atmósfera espiritual que nos eleva hasta lo más alto de la «catedral gótica».
Para terminar una pregunta, si alguna de sus Altezas puede explicarme cómo se puede manejar todo este personal de esta manera como lo hace Lenard le estaría muy agradecido. A mí me parece absolutamente imposible e increíble.

4 comentarios:

Un sujeto sin importancia 9 de julio de 2010, 1:18  

No me qeuda más que agradecer eltiempo que se han dado para compartir esta rareza con todos nosotros. Aprovecho de descargarla de inmediato, aquí que son las 4 de la mañana a causa del incesante estudio.

durante mucho tiempo he querido escuchar esta pieza de la que mucho se habla, pero de la que se oye muy poco...

muchísimas gracias por compartirla. Apenas pueda, probablemente, mañana, mientras lucho con la resolución de ecuaciones diferenciales, degustar esta extrañeza que emula mi arquitectura favorita (aún cuando se la haya llamado gótica de forma peyorativa).

Saludos, y gracias neuvamente
atte
yo

Anónimo 2 de septiembre de 2011, 10:01  

Otro monumento para escuchar.

Prom 4. Concierto celebrado en el Royal Albert Hall de Londres el 17 de julio de 2011.
BRIAN: Sinfonía nº 1 en Re menor S. Gritton (sop.), C. Rice (mez.), P. Auty (ten.), A. Miles (baj.), D. Goode (org.), Coro de Niños del Eltham College, Coro de Niños de Southend, Coro del Festival de Brighton, Coro de la Sinfónica de Londres, Coro de la BBC de Gales, Coro Bach, Orq. de la BBC, Orq. de la BBC de Gales. Dir.: M. Brabbins.

Gracias por los regalos que nos dejan!

Anónimo 22 de mayo de 2013, 10:47  

Hola!! Muy buen análisis de una obra excepcionalmente sensacional. Falta el primer CD entero para descargarse. ¿Podrían arreglarlo? Gracias!!!!

Unknown 14 de febrero de 2016, 11:17  

Hola!! por favor podrìan completar el primer CD porque falta!! gracias, gran aporte

Mozart: Sinfonía Nº 25 - I Mov. - Böhm

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